«DIOS»Un solo Dios, Padre Todopoderoso…
La fe fundamental de la Iglesia Cristiana es en un solo Dios, Verdadero y Viviente.
«Oye Israel: el Señor nuestro Dios, es el único Señor. Tu amaras al Señor Tu Dios de todo corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes». (Deut. 6, 4 al 8)
Cristo cita estas palabras de la ley de Moisés como el primer y más grande mandamiento. (Mc.12, 29) Ellas siguen al enunciado de los Diez Mandamientos que comienzan así: «Yo Soy el Señor Tu Dios; no tendrás otros dioses delante de mi».(Deut.5, 6-7)
El Señor único y Dios de Israel reveló al ser humano el misterio de Su Nombre.
«Dijo Moisés a Dios…»si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su Nombre? qué les responderé?. Y respondió Dios a Moisés: Yo soy el que Soy. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel. «Yo Soy» me envía a vosotros. Además, dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: El Señor, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; por el se me invocará por todos los siglos» (Éxodo 3, 13-15)
El nombre de Dios es Yahvé (Jehová) que significa: Yo Soy Quien Soy; o Yo Soy El que Soy; o Yo Seré lo que Seré; o simplemente Yo Soy. Él es el Verdadero Dios, El Dios Vivo, el Único Dios. Él es fiel y leal a Su Pueblo. Revela a ellos su palabra Divina y Santa. Les da Su Divino y Santo Espíritu. Se llama Adonay: el Señor; y su Santo nombre de Yahvé nunca es pronunciado por las personas debido a su gran Santidad. Solamente el sumo sacerdote, y sólo una vez al año, y únicamente en el santuario del Templo de Jerusalén, se atrevía a pronunciar el divino nombre de Yahvé. En todas las otras ocasiones, Yahvé es llamado como el Señor Todopoderoso, como el Dios Altísimo, como el Señor Dios de Sabaot, el Dios de los Ejércitos angélicos.
Según la Santa Escritura y la experiencia de los Santos del Antiguo y Nuevo Testamento, Yahvé es absolutamente Santo. Literalmente esto quiere decir que Él es totalmente diferente a cualquier otra persona o cosa que existe. (La palabra Santo significa totalmente separado, diferente, otro)
Según la Tradición Bíblica Ortodoxa, el solo hecho de decir que «Dios existe» se debe calificar como la afirmación que Él es tan Único y tan Perfecto que no se puede comparar Su Existencia a la de ningún otro ser. En este sentido Dios está «mas allá de la existencia» o «más allá de ser». Así habría gran renuencia, según la doctrina Ortodoxa, de decir simplemente que Dios «es» o «existe» tal como todo lo otro «es» o «existe», o decir que Dios es simplemente el «Ser Supremo» en la misma cadena de existencia tal como todo lo demás en la creación.
En este mismo sentido la Doctrina Ortodoxa mantiene que la Unidad de Dios tampoco es meramente equivalente al concepto matemático o filosófico de «uno»; ni tampoco su vida, su bondad, su sabiduría y todos los poderes y virtudes atribuidos a Él pueden ser equivalentes a cualquier idea, aun la idea mas alta, que el hombre jamás pueda tener acerca de tal realidad.
Sin embargo, después de haber hablado acerca del peligro de una idea o un concepto demasiado simplista o demasiado positivista acerca de Dios, la Iglesia Ortodoxa, en base de la experiencia viva de Dios que han tenido los Santos, afirma lo siguiente: ciertamente podemos decir que Dios existe perfecta y absolutamente como Aquel que es vida, bondad, verdad, amor, sabiduría, conocimiento, unidad, pureza, alegría y simplicidad perfectos y absolutos; la perfección y super-perfección de todo cuanto el ser humano conoce como santo, verdadero y bueno. Es este mismo Dios quien es precisamente confesado en la Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo como «… Dios, inefable, inconcebible, invisible, incomprensible, siempre existente y eternamente igual.»
Es este Dios -El Yahvé de Israel- que Cristo proclama es Su Padre. El Dios Todopoderoso es conocido como «Padre» mediante Su Hijo Jesucristo. Jesús enseñó a los seres humanos a llamar al Todopoderoso, al Señor Dios de los Ejércitos, por el nombre de Padre. Antes de Jesús, nadie se atrevía a rezar a Dios con el nombre tan íntimo de Padre. Fue Jesucristo quien dijo, «Orad entonces así: Padre nuestro que estas en los cielos…».
Jesús ha podido llamar a Dios Padre porque Él es el Hijo Unigénito de Dios. Los Cristianos llaman a Dios Padreporque mediante Cristo reciben el Espíritu Santo y llegan a ser hijos de Dios ellos mismos.
«Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a Su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley a fin de que recibiésemos la adopción de hijo, y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de Su Hijo, el cual clama: Abba, Padre!. Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo». (Gálatas 4, 4 al 7; la lectura de la Epístola para la Navidad de Cristo en la Iglesia Ortodoxa)
Así ningún ser humano es por naturaleza hijo de Dios y nadie puede llamar a Dios Padre fácilmente. Lo podemos hacer únicamente por Cristo y el don del Espíritu Santo. Y así proclamamos en la Divina Liturgia:
Y haznos dignos, oh Soberano Señor de que con confianza y sin condenación nos atrevamos a llamarte a Ti, Dios Padre Celestial y a decirte: Padre nuestro, que estás en los cielos…
Al contemplar la revelación de Dios Nuestro Padre en la vida de Su Pueblo en el Antiguo Testamento y en la vida de la Iglesia en el Nuevo Testamento, el ser humano puede comprender ciertos atributos y características de Dios. Primero, claramente se ve que Dios es Amor, y que en todas sus acciones en y hacia el mundo, Dios Padre expresa Su Naturaleza como Amor mediante Cristo y el Espíritu Santo.
«Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió su Hijo Unigénito al mundo, para que vivamos por El. En esto consiste el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros, y envió a Su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios y Dios en el». (I Juan 4, 7 al 16)
«…El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado». (Romanos 5, 5)
Siendo el Dios que es Amor, Nuestro Padre en los cielos hace todo lo que pueda por la vida y la salvación del ser humano y del mundo entero. Esto hace pues es misericordioso y bondadoso, de mucha paciencia y compasivo, y quiere perdonar y absolver los pecados del ser humano para que pueda compartir la vida y el amor de Dios. Se recuerdan estos atributos de Dios en el Salmo 103:
«Bendice alma mía al Señor, y no olvides ninguno de Sus Beneficios. Él es Quien perdona todas tus iniquidades, Él que sana todas tus dolencias. Misericordioso y compasivo es el Señor; lento para la ira, y grande en misericordia». (Salmo 103)