Iglesias Católicas Apostólicas Ortodoxas (Bizantinas)
Las Iglesias Ortodoxas están compuestas por varias iglesias autocéfalas (autogobernadas): los cuatro patriarcados antiguos de la iglesia primitiva: Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalén; los cuatro patriarcados de origen más reciente: Rusia, Serbia, Rumania y Bulgaria; el Catolicosado de Georgia y las iglesias de Chipre, Grecia, Polonia, Albania y de la República Checa y Eslovaquia. También incluye las iglesias ortodoxas autónomas de Finlandia y Estonia (con dos jurisdicciones).
La «diáspora» ortodoxa bizantina cuenta con iglesias en las Américas, Asia, Australia, Europa Occidental y África Subsahariana. En los Estados Unidos y el Japón, se ha concedido autonomía o semiautonomía a algunas iglesias ortodoxas, aunque estas iglesias no han sido reconocidas por todas las iglesias ortodoxas. El monasterio del Sinaí es una comunidad monástica autónoma vinculada al Patriarcado de Jerusalén; el Monte Athos y la semiautónoma Iglesia de Creta siguen bajo la jurisdicción del Patriarcado de Constantinopla.
Las iglesias ortodoxas bizantinas mantienen la misma fe, la de LOS SIETE CONCILIOS ECUMÉNICOS, Y LOS MISMOS SACRAMENTOS.
El Patriarca de Constantinopla recibe el nombre de Patriarca Ecuménico y ocupa una posición de «primero entre iguales». Él es quien convoca las conferencias panortodoxas tras consultar a los dirigentes del resto de iglesias ortodoxas.
La Iglesia Ortodoxa es la continuación ininterrumpida de la Iglesia Cristiana fundada por Cristo y sus apóstoles en el siglo I de la era cristiana. Durante la última parte del primer milenio del cristianismo, la relación entre las sedes de Roma y Constantinopla se hizo cada vez más difícil, lo que condujo al cisma de 1054.
La ruptura formal ocurrió en el siglo XV. Los asuntos que dividían a las iglesias eran la supremacía universal de la jurisdicción del papa de Roma y la cuestión doctrinal del filioque («y del Hijo»), la frase insertada en el Credo Niceno-Constantinopolitano en la España del siglo VI que decía: «[E]l Espíritu Santo […] procede del Padre y del Hijo».
Aunque las iglesias ortodoxas reconocen siete sacramentos o «misterios», otras acciones sacramentales completan la vida litúrgica de la iglesia.
El bautismo es por inmersión total y a él siguen los sacramentos de crismación (confirmación) y eucaristía, que son administrados por un clérigo. Los niños son bautizados y crismados cuando son pequeños, permitiéndoles así participar en la eucaristía. En ella, el pan y el vino se convierten, mediante la consustanciación, en el verdadero cuerpo y la verdadera sangre de Cristo; la eucaristía se recibe tras una preparación cuidadosa que incluye ayuno y confesión. Los cultos se celebran en las lenguas nacionales, aunque algunas iglesias prefieren utilizar los lenguajes litúrgicos originales. La veneración de iconos juega un papel importante en el culto ortodoxo, y las oraciones a la Madre de Dios y a los santos enriquecen los textos litúrgicos. Los obispos han salido de las filas de las comunidades monásticas desde el siglo VI; muchos sacerdotes de las parroquias están casados puesto que la Iglesia Ortodoxa no prohíbe el sacerdocio a los casados. Las mujeres han sido bendecidas como diaconisas en estos últimos años. El monacato ha desempeñado y continúa desempeñando un papel fundamental en la vida de la Iglesia Ortodoxa.
El papel del Patriarca Ecuménico como principal líder espiritual del mundo cristiano ortodoxo y figura transnacional de importancia mundial continúa adquiriendo relevancia cada día. Su Santidad el Patriarca Bartolomeo copatrocinó la Conferencia sobre paz y tolerancia que congregó en Estambul (1994) a cristianos, musulmanes y judíos.
Otros ejemplos de contribuciones significativas de las iglesias ortodoxas bizantinas son la doctrina social planteada por la Iglesia Ortodoxa Rusa, la relación con el islam de la Iglesia Ortodoxa Griega de Antioquía, la labor sobre bioética de la Iglesia de Grecia, y la renovación y misión de la Iglesia Ortodoxa Autocéfala de Albania tras décadas de persecución comunista.
El número de miembros de las iglesias ortodoxas (bizantinas) asciende a trescientos millones en todo el mundo.