LA IGLESIA ORTODOXA DESDE LA DEIFICACIÓN

El hombre no puede participar en la esencia de Dios pero, según San Gregorio Pálamas, puede participar de las “energías “o manifestaciones externas de Dios, que son también parte de Dios como los rayos del sol son parte del sol. Esto no se considera posible en el Occidente cristiano, donde lo más grande que se puede esperar es la “salvación después de purgar las faltas«.

La Iglesia Ortodoxa en sus miembros espera la ‘ deificación “, verdadera unión con Dios, un proceso dinámico y gradual que dura toda la vida y no solo se decide al morir, puede ser otorgada por Dios en cualquier momento de la vida de un cristiano, especialmente si el cristiano se esfuerza en una vida de acuerdo con la Voluntad Divina.
El cristianismo no puede reducirse a la doctrina moral, ni a la teología, ni a los cánones de la iglesia ni a los servicios litúrgicos. Tampoco es la suma de estas partes. El cristianismo es la revelación personal del theanthropos (Dios-hombre), Cristo, a través de su iglesia para seguir su voluntad.

El hombre puede conocer a Dios por la observación del mundo visible.
Este conocimiento, además es como preparación para el nacimiento de la verdadera fe, siendo un auxilio para el conocimiento de Dios dentro de la Revelación Divina. «Porque son cosas invisibles, desde la creación del mundo, tanto Su eterno poder, como Su Divinidad, se entienden y claramente se ven por las cosas que han sido creadas» (Rom. 1:20). «Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habitasen sobre toda la faz de la tierra; y les ha fijado el orden de los tiempos, y los términos de la habitación de ello para que buscasen a Dios, si de alguna manera palpando, le hallen; aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros: Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como también alguno de vuestros poetas dijeron: porque linaje de éste somos también» (Hechos. 17:26-28).