TIEMPO DE REFLEXIÓN EN ESTA NAVIDAD 2016…

NUESTRA AMADA TEOLOGÍA ORTODOXA NOS ENSEÑA que la gracia de Dios, o Sus energías, se derrama a todos incondicionalmente en su segunda venida, y afectan a cada individuo en función del estado de su relación con él.

Si una persona pasó su vida viviendo la vida de teosis (unión con Dios) , llegando a conocer a Dios y participar en él, acercándose cada vez más hacia el infinito con él; luchando contra las pasiones, venciendo el pecado, viviendo en amor, en caridad, con paciencia, con humildad, etc., entonces diremos que estas personas han experimentado el Fuego de Dios como el calor y la alegría, para continuar en una deificación a la ETERNIDAD.

Vamos a dejar una cosa clara, teológicamente: Cristo no nos necesita en absoluto.
Él no nos necesita para adorarlo, no nos necesita para amarlo,
Él no nos necesita para adorarlo a Él.

Los que han elegido estar en comunión con sus pasiones, deseos; en NADA son de Cristo, y es así como pueden llegar a experimentar energías negativas como el dolor; pero el AMOR de DIOS siempre nos podrá atravesar.

Si ya no somos capaces de huir de las pasiones de las que hemos hecho nuestros dioses, y ya nos ahogan, nuestra propia conciencia, ellas mismas nos condena por haber elegido la muerte sobre la vida.

El culto del hombre a Dios es su forma de participar en ÉL, y por lo tanto ser DEIFICADO por ÉL.

Cuando alguien va a decir a sus pecados a un padre espiritual simplemente porque tiene miedo de ir al infierno, ESTO no es verdadero arrepentimiento. Él no está arrepentido por sus pecados, él lo que tiene es miedo de ir al infierno!

El verdadero arrepentimiento significa que uno es consciente por primera vez de sus pecados, le duele por ellos, pide perdón a Dios, y luego va y los confiesa. Por esta razón, yo siempre recomiendo arrepentimiento y la confesión juntos. Nunca te recomiendo confesión por sí sola…DE NO SER ASÍ, es TIEMPO PERDIDO.

La verdadera salvación significa uno se salvó de algo.
Cristo, si lo seguimos, nos salva de los poderes del pecado y de la muerte y nos TRANSFIGURA en seres amorosos, honrados, alegres, humanos deificados.
Literalmente, «sois dioses.»

NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, simplemente no lo hará en contra de nuestra voluntad.

Dios nos bendiga,

++ Obispo Jairo Isafeocri